El son jarocho ha venido caminando durante más de tres siglos como expresión musical y cultural que identifica a la parte media baja de Veracruz, México. En ese devenir ha transitado la historia del país y la historia regional, llegando a ser por muchos años y hasta los años treinta del siglo pasado, la expresión musical involucrada en el ritual de la vida de las comunidades aledañas a los mares, a los ríos, a las ciudades nacidas junto a las vías de ferrocarril, en las plantaciones de los negros traídos del Africa, en las serranías pobladas por indios nahuas y popolucas y en la nuevas ciudades surgidas por la aparición de la industria petrolera. Las historias que cantan los músicos jaraneros tiene que ver con todo esto, sus versos recogen las tribulaciones que han vivido estos pueblos que siendo tan diversos han unido en la música sus vidas y sus costumbres. Los Cojolites eran aves sagradas para los nahuas que poblaron esta zona; aves en proceso de extinción como estaría el son jarocho sin la voluntad férrea de los músicos, de los niños que van aprendiendo que su música significa también la defensa de la vida. Los Cojolites inician hace 11 años un taller de aprendizaje y a partir de ese inicio se genera un proceso que logra concretarse con la llegada de Noé González Molina como maestro y luego como director musical. Noé Gonzáles, de Minatitlan, Nora Lara, de Cosoleacaque, Benito Cortes Padua, originario de chinameca, Gonzalo Vega Hernández, de Boca de San Miguel, Joel Cruz Castellanos de Santiago Tuxtla. Todos bajo la dirección de Ricardo Perry, que ha unido su experiencia organizativa en trabajos culturales a la capacidad de estos jóvenes que vienen empujando fuerte en el movimiento jaranero que afortunadamente es una realidad viva de esos pueblos. El son jarocho de Los Cojolites se distingue en el amplio panorama en donde conviven más de 150 grupos de jaraneros por la fuerza de su ritmo, por la frescura de su canto, conservando las raíces de la estructura jarocha y dándole un estilo que lo hace contemporáneo, en donde se trasluce la influencia de los ritmos de la música popular del mundo. Algunos estudiosos de la música dicen que Los Cojolites vienen a abrir las ventanas para que el son jarocho se refresque, se siga desarrollando